jueves, 19 de marzo de 2009

Silly kissers

"Una boca que ha perdido los dientes, también ha perdido el derecho a decir verdades"

- La muerte que yo predico es mi muerte propia. Esa que llega de manera libre y voluntaria, porque viene cuando yo quiero que venga. Todo aquél que desea que lo amen por largo tiempo sabe muy bien que hay que dejarse comer en el momento en que se tiene mejor sabor.
- ¿Nunca se ha creado en ti esa necesidad de morir a tiempo? 

Cerró los ojos, apretó los puños con fuerza, pateó el piso y éste se hundió. Al abrir los ojos, se encontraba allí.

Existía un hombre que no amaba absolutamente nada ni a nadie, no veía el mal ni el bien en nada, era el perfecto negador de todo. Era el maestro del juego, ingenioso y por lo tanto desconcertante. 

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...