jueves, 14 de mayo de 2009

Los felices patos de lento andar


Como en El Cielo sobre Berlín: Una voz en off te habla al oído. Pero su voz te confunde. No distingues bien si eres el que habla o el que oye. Miras el movimiento de sus labios. Odias admitir que cuando habla, aunque sea indiscretamente, se dirige a su propio ego. Sus palabras, el ruido dentro del lugar, la voz en off susurrándote lo que no te atreves a decir en voz alta.


Todo se entremezcla, y tú te cuestionas si Gary Gilmore era un hombre atractivo. Tu magnífica mente absurda le añade a la escena una canción de fondo, sola en la selva qué voy a hacer esperando que vuelvas?. 


El ambiente que te rodea comienza a transformarse en una sensación casi hipnótica, y frente a ti: la atrocidad de un ser humano pensando solo en sí mismo.


- Olivia, ¿por qué lloras?

- Porque tú no lo haces.