jueves, 28 de mayo de 2009

Lucidez: nula

Miro sus ojos.

Me mira a los ojos.

Si, pasamos interminables horas mirándonos a los ojos.


Lo sé, esa sonrisa en la que se asoman los origenes mas recónditos de mis pérfidos pensamientos. Esa sonrisa que me deja entrever una complicidad casi mutua. Su sonrisa.


Logra comprenderme como ningún ser.

Y calla, sabe que mi desesperación es más fuerte que todas las palabras que pudiera pronunciar para consolarme. Calla.


Nadie me lo negará; la imagen precede al pensamiento.


¿Cuánto tiempo pasará antes de que dejes de ser ese cuerpo inerte que ahora eres?, ¿cuánto tiempo necesitarás para poder comenzar a violentar mi mente?, ¿cuánto bastará para tener que recurrir a conversaciones pretenciosas?


Y es que, ¿no basta con que sea uno su propio verdugo?


¡Ay!...La Monna Lisa.