jueves, 3 de septiembre de 2009

A dios

Era un lunes por la mañana y Sofía dormía, no tenía mucho que había abierto el ojo derecho para mirar el reloj y al darse cuenta que aún tenía tiempo suficiente para volver a dormir sin que se le hiciera tarde para llegar al colegio, cerró el ojo. 


Sofía, que intentaba dormir de nuevo, escuchó pasos dirigiéndose a su habitación y una vez dentro, poco a poco se acercaban hacia la cama, así que sobresaltada por estos misteriosos pasos que cautelosos andaban, se sentó en la cama y miró a Jorge que estaba ya de pie a un lado de la cama. 


Jorge era su vecino y solía visitar a menudo a Sofía por las tardes; mientras ella hacia su tarea el se entretenía sentado en el piso dibujando o haciendo curiosas preguntas para las que Sofía siempre tenía una respuesta. Sofía quien ya consideraba imprescindibles las visitas de Jorge, le tenía un cariño excepcional y Jorge la consideraba su hermana mayor;  y es que no podían ser más que eso, quizá si no hubiera existido esa desorbitada diferencia de edades pudiere considerarse de otra manera, pero Jorge apenas tenía seis años y a Sofía habría que sumarle trece mas.


Sofía al verlo allí, a esa hora, de pie junto a su cama, desconcertada y aún somnolienta preguntó:


- ¿Qué...qué haces aquí...?


Jorge, seguro de si mismo pero mirando distraído a su alrededor todas las cosas inusuales del cuarto de Sofía que ya había visto con anterioridad pero que a esa hora le resultaban tan diferentes, respondió:


- Estoy muerto


Sofía confundida por la extraña visita de Jorge a esa hora y por la descabellada respuesta que este la acababa de dar, se frotaba los ojos, pues pensó que quizá así entendería mejor lo que Jorge trataba de decirle y continúo:


- ¿Cómo que muerto?


- Si, muerto, he muerto


Sofía creyó entender la situación, en cuestión de segundos recordó que durante la madrugada había escuchado ambulancias cerca de la casa y además al mirar bien a Jorge lo encontró más pálido que de costumbre. 

Sofía dijo con los colores de su rostro lo que su lengua calló.


Jorge se arrepintió de haber dicho tales palabras sin haber considerado la hora y el estado somnoliento de Sofía y durante un minuto se miraron sin pronunciar palabra, hasta que Jorge se atrevió a romper el silencio tan incómodo que los rodeaba intentando cambiar los colores del rostro de Sofía:


- Bueno, o algo así, los doctores dicen que estoy a punto de morir.


- ¡Noooo!


- ¿No qué?


- No te mueras


- ¿Por qué?


- ...porque no


- ¿Es malo?


- …supongo que no


A Sofía no se le ocurrió nada que agregar, ahora comprendía mejor que Jorge en verdad había muerto, no sabía que decir, por un momento pensó en preguntar qué le había ocurrido, pero si en verdad Jorge estaba ahí como en una especie de acto post mortem debería aprovechar la oportunidad y preguntarle qué se sentía estar muerto o esas cosas, pero la verdad es que Sofía solo quería gritar.


- ¿Entonces?


- ¿...ee…entonces qué?


- ¿Por qué no puedo morir?


Por mas que la mente de Sofía daba vueltas, no encontraba las palabras adecuadas y no estaba dispuesta a mentirle hablandole del maravailloso futuro que le podría esperar, o de las cosas buenas que pudiera tener la vida, no quería mentirle así que intentó ser lo más sincera posible.


- Solo no te mueras


- ¿Es bonito vivir?


- ...supongo que no lo suficiente 


- ¿Entonces para qué vivo?


- Por...porque...porque debes ir al mar para comprobar aquella historia de los peces


- ¿Y si me muero ya no podré ir?


- No


- ¿Por qué?


- Porque estarás muerto y ya no existirás. Ya no estarás aquí


- Pero…estoy muerto y aquí estoy


- Porque eres un fantasma


- ¿Un fantasma?


- …o probablemente al fin me he perturbado


- ¿En verdad soy un fantasma?


- Supongo…¿estás muerto no?


- No, pero tu mamá me dijo que entrara a despertarte porque dormías como un tronco, están platicando afuera todos los vecinos, el señor Braunn, ese que siempre te saludaba, ¿lo recuerdas? mi papá dice que entraron a robar a su casa y le dieron ocho cuchillazos en el estómago y le sacaron un ojo, se murió anoche, ¿no escuchaste la ambulancia? wiuu wiuuu


En ese momento los gritos de la madre de Jorge interrumpieron la recreación que éste hacía de la ambulancia y se precipitó un poco al escuchar la amenaza; <"Joorgeee si no vienes ya, te dejo y te vas caminando al colegio">, así que sin más se despidió.


- Ya me voy


Sofía aún se encontraba pasmada y se limitó a mirarlo


<¡¡Joooorgeeeee, baja ya que llegarás tarde!!>


- ¿Sofía?... bueno... ¡adiós!

.

..

...

- ...a¡...Dios santo! 


Pero para entonces Jorge ya corría escaleras abajo.