jueves, 10 de septiembre de 2009

El fauno enamorado

El viento sopla con intensidad y se filtra entre cada rincón del bosque, las hojas de los árboles se mueven bruscamente y estruendos en el cielo anuncian la tormenta, el bosque esta vacío, los últimos animales corren apresurados a refugiarse y bajo un árbol, se encuentra un fauno, quien apacible toca tristes melodías al soplar su flauta.

Recordando melancólico la muerte de aquella ninfa ahora convertida en flauta, dulce siringa con la que ahora compone bellas melodías para las flores del bosque, notas capaces de arrebatar el alma de todo ser, notas que se escapan volviéndose el eco de un recuerdo.

Pero el fauno deja de ser fauno y ya es hombre, hombre cautivo situado en donde el mar comienza, tratando de entender donde termina el fin del mar y del hombre. Melancólico recuerda lo que fue, aquél fauno enamorado de la ninfa convertida en melodía, sentado, frente al mar, esperando que vuelva lo que fue.

Y a su alrededor las olas que bailan, las olas que nacen de aquel monstruo infinito, preguntándose qué es el infinito y es que ya ni la muerte le es eterna. No hay mas hombres, no hay mas palabras, no hay mas sentimientos, solo quedan los pensamientos, pensamientos vueltos nada. El mar que lo es todo y ante él que es nada.

El hombre que ya no es hombre y se ha vuelto agua, y triunfa glorioso en el mar mientras baila, pero no entiende el pleonasmo que el mar le susurra, el cantar es bello y solo así, ahora, dentro de él, convertido en él, goza la soledad que solo el mar podría imponerle, el hambre, el hambre de estar ahora que no se esta.

El agua que ahora es lluvia, lluvia misma que resbala por el cuerpo de la flauta que el fauno toca melancólico pues recuerda acongojado lo que pudo haber sido y no es.

Melodía convertida en eco que el viento arrastra hasta tu oído murmurando la historia de aquel fauno enamorado.